sábado, 21 de agosto de 2010

María dos Prazeres.















Después de la cena, larga y bien conversada, ha­cían de memoria un amor sedentario que les dejaba a ambos un sedimento de desastre. Antes de irse, siempre azorado por la inminencia de la media no­che, el conde dejaba veinticinco pesetas debajo del cenicero del dormitorio. Ese era el precio de María dos Prazeres cuando él la conoció en un hotel de paso del Paralelo, y era lo único que el óxido del tiempo había dejado intacto.
Ninguno de los dos se había preguntado nunca en qué se fundaba esa amistad. María dos Prazeres le debía a él algunos favores fáciles. Él le daba con­sejos oportunos para el buen manejo de sus ahorros, le había enseñado a distinguir el valor real de sus reliquias, y el modo de tenerlas para que no se des­cubriera que eran cosas robadas. Pero sobre todo, fue él quien le indicó el camino de una vejez decente en el barrio de Gracia, cuando en su burdel de toda la vida la declararon demasiado usada para los gus­tos modernos, y quisieron mandarla a una casa de jubiladas clandestinas que por cinco pesetas les enseñaban a hacer el amor a los niños. Ella le había contado al conde que su madre la vendió a los ca­torce años en el puerto de Manaos, y que el primer oficial de un barco turco la disfrutó sin piedad durante la travesía del Atlántico, y luego la dejó abandonada sin dinero, sin idioma y sin nombre, en la ciénaga de luces del Paralelo. Ambos eran conscientes de tener tan pocas cosas en común que nunca se sentían más solos que cuando estaban juntos, pero ninguno de los dos se había atrevido a lastimar los cantos de la costumbre. Necesitaron de una conmoción nacional para darse cuenta, ambos al mismo tiempo, de cuánto se habían odiado, y con cuánta ternura, durante tantos años.

martes, 29 de junio de 2010

Ya está, no hay más
basta de andar hurgándome
en el pecho
con qué derecho
te has venido hasta acá
a hacerme tanto mal
con qué derecho has podido.

Con tanto llanto que te ha dado,
te he malcriado
y siempre querés de más.
Dolor andate ya,
no quiero verte conmigo.

Ya está,
no hay más,
deje, ya ha rebalsado
la gota el vaso.

Ya está,
no hay más
basta de andar hurgándome
en el pecho
con qué derecho
te has venido hasta acá
a hacerme tanto mal
con qué derecho has podido.




Dolor andate ya, no quiero verte conmigo.

viernes, 21 de mayo de 2010

Lara.

Lara está creciendo a pesar suyo,
descubriendo que crecer es ir perdiendo
las ventajas que nos daba la niñez.
Lara está creciendo a pesar nuestro,
sorprendiendo por lo rápido que pasa el tiempo
y en el horizonte, la vejez.
Lara atravesando el túnel de la confusión,
Lara que no sabe lo que es bueno y lo que no.
Lara pretendiendo ser más rápida que el viento
y escogiendo solo aquello que la vida nos regala con placer

Lara que se siente triste
Lara que se siente rara
Lara hace equilibrios en el puente que separa
el pasado del mañana,
el pasado del mañana,
el pasado del mañana.

Lara discutiendo lo sencillo y lo complejo,
ignorando los consejos
inventando por sí misma el devenir.
Lara decidiendo, que hay que hacer con este incendio
y se quema con el fuego de la vida y el impulso de vivir.
Lara atravesando el túnel de la confusión,
Lara que no sabe lo que es bueno y lo que no.
Lara está creciendo y se observa en un espejo
que confunde su reflejo
pero busca porque quiere ser feliz.

Lara que se siente triste
Lara que se siente rara
Lara hace equilibrios en el puente que separa
El pasado del mañana,
el pasado del mañana,



...el pasado del mañana.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Mientras la luna brille y el sol no caiga, yo estaré feliz.












Sol,
que lo oculta todo,
sol,

sol...
desabrigador...





Puede pasar que del mundo brote una lágrima que desgarre todas tus pieles y corrompa el total de tus falsas miradas...
Puede pasar también que así, desnudo y sincero, pretendas refugiarte en los brazos del Sol y te sientas tan solo como el...
Sin lugar a dudas, puede pasar que ningún día te conforme y que irradies despojo de tu nariz...
Puede pasar que aquel sentimiento que te llevo hasta el suelo, haya renacido en otras manos que irán, tarde o temprano, a pedirle refugio a tu mismo Sol...

Pero puede pasar también, que aquella misma lágrima que logro desnudarte, te empuje a seguir y que al Sol sólo le pidas que no deje de brillar...
Siendo así puede pasar que la Luna hoy parezca hermosa, que las cadenas que te atan al árbol de tu Dios rompan con el estruendo que eso merece, el estruendo que te despabila, el estruendo que te hace libre...
Y puede pasar que ruegues por aquel sentimiento que en otras manos hoy yace y sonrías viendo al Sol desnudando aquella otra flor...
Puede pasar, sin dudas, puede pasar...





Pronto llegará el invierno y habrá más tiempo para que la luna logre reconciliarse con el cielo, mientras el sol se tome un descanso hasta la llegada de la primavera, para cuando esto la luna habría de dejarle todo en calma y quizás consiga darle un despertar.
Pero mientras tanto puede que llegue el invierno y sea dios quien también decida tomar un descanso…



Puede que un día la luna vuelva a dar luz, puede que un día deje de pedirle a una simple estrella que sea el sol, porque ella misma sabe bien que jamás existirá nadie que pueda ser tan impecable como el sol…
Puede que algún día resigne su amor, puede…
Puede que a la luna nunca le cese su dolor, puede que el sol jamás acepte un perdón y sea ella quien le ruegue que no deje de brillar. Puede que el sol viva sin luna, puede que el cielo estalle… que la distancia abismal que ayer los unió hoy logre volver a separarlos.
Puede que la luna logre construir un puente que salte entre invierno y primavera, entre día y noche para así abrazar con un tibio viento al sol, puede que el sol se apiade de la luna y le conceda un poco de su luz. Puede también que no la rechace.
Puede que un día la luna deje de llorar, puede…
Puede que un día se vuelvan a unir en un eclipse, porque ya ni dios logra volver a verlos brillar en la butaca de un teatro.
Puede que un día el viento logre arrasar con tanto mal, puede que llegue el tiempo y logre superar las penas. Puede que el cielo llore sin cesar una vez más y aún así no exista dios que tenga la fuerza de calmar lo que paso.
Puede que exista un ella que adquiera sinónimo de olvido, que no haga más que opacar a la luna, y tenga el poder de almacenarla así en un baúl inútil e inmóvil en algún rincón de la habitación del sol.
Puede que toda palabra que haga mención a la luna sea enterrada y consiga darle fin a la vida de la luna dentro de la del sol.

Puede que un día el sol deje de lamentar y vuelva darle crédito a esta luna…
Porque parece ser que para el sol el alma de la luna ya no es extraordinaria, y quizás nunca lo fue, quién sabrá… y es así como la credibilidad de la luna se deshace frente a la espalda del sol. Sus oídos apunados de súplicas mudas piden un descanso eterno y sin luna.
Puede que algún día ella deje de extrañar como nunca nadie antes le había enseñado a extrañar, puede que dejen de añorar el cielo de paz. Puede que no existan lamentos, puede.
Puede que existan sudestadas, terremotos, tsunamis y mareas… pero el sol jamás dejará de ser sol y lo mismo ocurrirá con la luna, aunque sea tan difícil de distinguir en el medio de tanta tempestad será dios quien logre unirlos en el bello cielo, quien tenga el poder de convertir todo lo triste en armonía, haciendo así un mueca en la distancia que ha trazado el destino.

Y así, puede que ya sea primavera y llegue el tiempo en el que el sol no deje de brillar…






Puede que no exista tiempo que ayude a cicatrizar y sea necesaria la llegada de dios, con sus melodiosos gestos y sus armónicos cantos para envolverlos así en una ráfaga de luz…
Puede que la luna ya no padezca más cada día vigésimo recordado y delimitado por un calendario humano, puede que en la noche solitaria ya no suplique su presencia…
Puede que el mundo declare asueto al día que un hombre y una mujer decidieron separar al sol de la luna, a la luna del sol.
Puede que el mundo declare su desacato, puede que todo cambie algún día…






Yyo mientras tanto seguiré afirmando que:
Mientras la Luna brille y el Sol no caiga yo estaré feliz.



...





Puede pasar también que la Luna entienda que ya no es el Sol el que le otorga brillo, que nunca fue Él...que entienda por lo tanto, que su brillo no va a ser opacado jamás, ni por todas las malas decisiones ni tragos amargos que acarree un determinado momento de su vida...

Puede pasar que el Sol haya bajado sus brazos y que sienta que ya sufrió demasiado, que no puede ni quiere estar ahí en última instancia por si la Luna se acuerda de mirar atrás...

Puede pasar que el Sol siempre se haya sentido especial, diferente, y que de un día para el otro le hayan hecho notar que no era tan así como el pensaba. Puede por esto empezar a llorar desconsolado sin encontrar razones para parar jamás.

Pero puede pasar también que entienda de una vez por todas que las cosas por algo se dan y que por más infeliz que lo haya hecho la misma persona que le enseño lo que era la felicidad, jamás nada borrará todo lo bien que le supo ser...

El Sol jamás va a culpar a la Luna por sus propios errores, pero si va a saber parar y dejar a la Luna en libertad después de reiteradas suplicas.

Puede pasar que la Luna de tanto suplicar cumpla su cometido, pero puede pasar también que se arrepienta y el Sol no va a parar de preguntarse "¿por qué?"...

Puede pasar que el Sol se sienta menos especial que antes al sentirse elegido entre lo menos peor de aquello que la Luna experimento y ese dolor no puede ya sanar...

Puede pasar que el Sol aprenda que al final es mucho más fácil perdonar que olvidar y que por eso mismo perdone, pero puede pasar que sea el mismo recuerdo aquel que lo ate de pies y manos y no lo deje articular palabra alguna...

El Sol supo aprender, también obra de la siempre incandescente Luna, que uno no puede volver sobre sus pasos por más profundo que sea aquel pozo en el que cayó...Y que es tan honorable caer como saber levantarse pero que sólo se va a poder levantar uno cuando sea capaz de asumir sus errores y con ellos, todo lo que sus falsos pasos le hicieron perder...

La Luna en algún momento sintió q el Cielo les quedaba chico, que ya no entraban ambos al mismo tiempo y decidió prestarle el día al Sol y quedarse ella con la noche para no tener que volver a cruzarse jamás...

Significo esta decisión, el principio del fin del brillo de aquel ya cansado y viejo Sol...

Parece injusto que cuando el Sol, después de haber derramado mares de llanto y haber vuelto a renacer sobre sus mismas lágrimas, se encuentre con que la Luna siente que quizás si había lugar para los dos como tantas veces el Sol intento argumentar...

Puede pasar que el Sol se sienta un juguete y que de vez en cuando sienta que ya no quiere dejar a nadie jugar con sus rayos...

Puede pasar también que la Luna se sienta rechazada pero esto jamás sucedió, es una idea que ella misma forma en su cabeza...no es el Sol y jamás lo fue, el que rechazo a la Luna, no habría sabido como hacerlo porque ella configuraba el centro de su poder...era su propio antídoto contra todos los males de este mundo...Pero en algún momento lo dejó sin protección y eso es algo que el Sol no puede olvidar...

La Luna brillará eternamente porque aquel brillo se aloja en su alma, en su esencia misma...no es una mera exteriorización...

Puede pasar que la Luna olvide al Sol y pueda vivir con alguna estrella de las que supieron en su momento reemplazarlo muy bien y guardarlo en aquel mismo cajón al que refiriera la Luna...

Pudo pasar que mientras el Sol caía desconsoladamente, a nadie importo si rompía sus piernas y pudo pasar que la Luna mirara para otro lado para no poder verlo, que tapara sus oídos para no escuchar sus gritos...

Puede pasar que entienda la Luna que no le hace falta el Sol y que nunca le hizo...

Mientras tanto el Sol intenta seguir con su día y no cruzarse en el Cielo con aquella Luna a sabiendas de que no hay forma alguna de que pueda salir ganando...








Oh! tal vez tal vez, yo te abrace donde estés ...

lunes, 3 de mayo de 2010

Y se muy bien que no estarás.






No estarás en la calle

en el murmullo que brota de la noche
de los postes de alumbrado,
ni en el gesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia los completos en los subtes
ni en los libros prestados,
ni en el hasta mañana.
No estarás en mis sueños,
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás,
o en el color de un par de guantes
o una blusa.
Me enojaré
amor mío
sin que sea por tí,
y compraré bombones
pero no para tí,
me pararé en la esquina
a la que no vendrás
y diré las cosas que sé decir
y comeré las cosas que sé comer
y soñaré los sueños que se sueñan.
Y sé muy bien que no estarás
ni aquí dentro de la cárcel donde te retengo,
ni allí afuera
en ese río de calles y de puentes.
No estarás para nada,
no serás mi recuerdo
y cuando piense en tí
pensaré un pensamiento
que oscuramente trata de acordarse de tí.